Consuelo

Ya nada es lo mismo. Ha pasado casi más de un mes o, al menos, eso parece. Porque yo siento que es una eternidad. Todo ha cambiado. Ni yo misma soy la misma. Es uno de mis lemas: todo cambia, todo evoluciona. La cuarta temporada de Los Hombres de Paco no pudo acabar mejor y empezar peor. Fue una montaña rusa sin seguridad en la que muchos de nosotros nos subimos sin pensar en el miedo y, sobre todo, en las consecuencias. ¿Ahora qué? Pienso cuando tengo tiempo para pensar. ¿Qué ocurrirá con la historia de amor más bonita de la televisión? Les dediqué horas y horas en mi último video sobre Romeo y Julieta, volví a emocionarme con los cientos de vídeos que abarrotan youtube; al fin, logré descargarme "La calcomanía" tras semanas de espera causadas por mi lenta conexión a internet... Y ahora, ¿qué? Nada, ni siquiera reposiciones.

Sí, estoy acojonada. Ya sufrí bastante en la tercera y cuarta temporada. Observé atónita cómo destrozaban unos personajes preciosos y una trama cojonuda. Padecí la mala hostia de unos guionistas que tras el destrozo hecho en capítulos posteriores, quisieron hacernos un regalo e ilusionarnos con las imágenes que secundaban el Canon de Pachebel. Me dieron cien puñaladas en la espalda. No sé si seré capaz de soportar muchas más. Y me siento sola. Sí. Los miércoles han dejado de ser especiales, ya apenas miro blogs o foros sobre nuestros niños. Y no lo hago porque sé que así será mejor la espera...Seis meses son muchos. Y yo, lo más probable, es que esté al otro lado del mundo cuando el gran día llegue... Ay, echo tantas cosas de menos... El ford rojo descapotable de Lucas, la carpeta de Sara, los desayunos en la casa de los Miranda... Extraño la inocencia de esta serie. Una virtud que perdió hace tiempo y que dudo que pueda recuperar.

Tengo miedo. Nos esperan tiempos inciertos. No habrá película, dicen. Mejor. La magia de la serie no abarca la pantalla de un cine. Allí no hay sofás, no hay cojines en los que cobijarse cuando te entran unas ganas infinitas de llorar o, por el contrario, no tienes a mano una botella con la que, de forma imaginaria, poder romperle la cabeza al pollomoco cuando se pone chulo con Lucas... El cine tiene magia, sí, pero no para nuestra serie. Yo, lo digo de corazón, prefiero disfrutarla en casa.

Diría eso de "ojalá pudiera volver atrás en el tiempo" para disfrutar de nuestros Pacos una vez más sin tener que esperar largos meses... Pero no. Lo hecho, hecho está, y no quiero volver a un pasado doloroso. Podéis creerme. No he vuelto a ver ni un solo capítulo de la tercera temporada. Ni lo haré jamás. "La calcomanía" y "La traca final" me esperan en casa... Ellos, junto a todos vosotros, seréis mi único consuelo.