Mantuve la llama de su mechero encendida hasta que la rueda ardía de calor. Me mojé el pulgar con la boca para aliviar el dolor de la quemadura y cerré los ojos. Existía otro dolor mayor en mí que apenas me permitía respirar. Agudicé mis sentidos. El rumor de los vecinos del bloque se escuchaba a lo lejos mezclado con una tenue llovizna que repiqueteaba en los tendederos del patio de luz. Lluvia. Adoraba la lluvia. Su olor, el tacto húmedo sobre mi piel y los recuerdos que me evocaba.
...Una fiesta de cumpleaños, hace mucho, mucho tiempo. Mi padre me tenía cogida en brazos mientras me preparaba para soplar con ímpetu las velas de la tarta. A mi lado estaba Tomás y al otro, mi madre. Los miré a todos mientras meditaba qué deseo pedir y, sin pensarlo, mis ojos se posaron en los de Lucas, vestido de policía, que sonreía muy contento al otro lado de la mesa: "Vamos princesa, pide un deseo, pero no lo digas en voz alta que entonces no se cumplirá", me dijo. Yo asentí con la cabeza devolviéndole la sonrisa y cerré los ojos: "Quiero ser tan mayor como Lucas para poder estar con él a todas horas". Los abrí de golpe y soplé las velas con tanta fuerza como pude. Todos a mi alrededor me besaron y abrazaron deseándome feliz cumpleaños. Todos menos Lucas que se quedó de pie observando la escena con ternura. Cuando ya todos se habían cansado de darme achuchones y pellizcos en los mofletes, él se acercó a mi... Fue entonces cuando empezó a llover. Mis padres, al verme con Lucas corrieron tranquilos a refugiarse donde pudieron mientras Silvia no dejaba de gritar "Vamos, Lucas, te vas a mojar!!". Él, impasible, se agachó hasta quedarse a mi altura, me cogió de las dos manos y me besó en la frente: "Feliz cumpleaños mi princesa". Miles de gotas de lluvia caían sobre nosotros con suma delicadeza hasta empaparnos de la cabeza a los pies. Él me cogió en brazos lo más rápido que pudo y me llevó a resguardo bajo la lona de un camping mientras me tapaba con su chaqueta para que el frío no me calara los huesos. Le rodeé el cuello con mis brazos y me acurruqué en su pecho.
- "¿Lucas?"
- "Dime..."
- "¿Tu me quieres?"
- "Pues claro que te quiero"
- "Pero, mucho, mucho... más que a la tita Silvia??"
- "Claro cariño, mucho más, o se te ha olvidado que eres mi princesa?"
- "No, no, qué va! Además, tu eres mi príncipe así que estaremos juntos para siempre, a que sí?"
- "Siempre, siempre, te lo prometo"
La lluvia caía frente a nosotros como un manto de agua. Mi madre me llamó a gritos y Lucas la tranquilizó diciéndole que estaba con él. Me sentía protegida, como si me encontrara en el lugar más seguro del mundo. Con sólo seis años era consciente de que en ningún otro sitio me sentiría igual que en brazos de Lucas. No era mi hermano, ni mi primo, ni siquiera un amigo... Era algo más. Era un ángel, sí, un ángel que había caído del cielo y cuyo destino estaba ligado a mí y por ello iba a quererle por el resto de mi vida.
Hoy, ocho años más tarde y cuando apenas quedan tres horas para volver a verle sé con más certeza que nunca que Lucas llegó a mi vida para quererme y estar a mi lado. Aún no sé en qué sentido o si alguna vez podrá verme como la mujer que empieza a surgir tanto en mi interior como en mi exterior... Pero él estará siempre velando por mí. "Siempre, siempre" Puede ser el hijo del mejor amigo de mi padre, mi ex tío; y, hoy por hoy y junto Mariano, un fiel compañero de aventuras con placa y pistola pero para mí siempre será mi príncipe. De aquí a la eternidad.
El sonido del móvil me despierta del letargo. ¡Un mensaje! Doy un brinco en la cama y cojo el móvil entre mis manos. No paran de temblar. "Sarita ¿Qué te vas a poner esta noche para la fiesta? Es Nuria. No sé de que me extraño, Lucas casi nunca me contestaba los mensajes y mucho menos tan rápido. A pesar del chasco sonrío para mí misma ante el mensaje de mi amiga. "Esta noche, esta Cenicienta piensa convertirse en la princesa del cuento. Ya me verás, es una sorpresa! y recuerda, pásate a partir de las 1. Vendrá Dani?" Al momento me contesta, "Claro! Esta loco por verte con tu vestido nuevo". El interés es obvio aunque no en el sentido que quiero que parezca esta noche. Dani está loco por mí y quiero que hoy sea mi acompañante postizo. Necesito que mi familia y, sobre todo Lucas, me vean como una chica y no como una niña. Dani es mi única arma para los celos. ¿Acaso surtirán efecto? Un cosquilleo en el estómago me pone alerta. Miro el reloj. Apenas quedan dos horas y media.
Templo los nervios y me meto en la ducha durante un buen rato. El agua hirviendo me ayuda a poner la mente en blanco. Tras el tranquilizador baño me seco el pelo con el difusor y un poco de espuma obteniendo como resultado esas ondas que tanto me gustan. Me coloco el flequillo a un lado y me perfumo de la cabeza a los pies. De nuevo en mi cuarto y tras observar el reloj (las 8.15, poco más de una hora para el momento decisivo) abro mi armario en busca del vestido que me compré a escondidas con los ahorros de seis meses. Saco la funda del armario y lo coloco sobre la cama para observarlo con detenimiento. Es un vestido palabra de honor de raso en color negro, entallado debajo del pecho con un cinturón y con vuelo hasta la rodilla. Me lo pongo con cuidado y me miro al espejo. Vaya... apenas me reconozco y si yo misma me sorprendo de mi aspecto, ¿cómo reaccionará él?.
Me pongo a maquillarme pero procuro no pintarme demasiado. Un poco de tapaojeras por aquí, algo de rímel, colorete y un pintalabios rosado muy natural. Nada más. Las 9. Sólo faltan los zapatos y estaré lista. Riiiiing! Suena el timbre y se me para el corazón. No puede ser, demasiado pronto. A los pocos segundos oigo la voz de mi tía Silvia y mi abuelo en el salón. Aún me queda tiempo. Abro el armario de los zapatos y tras enfundarme unas medias color piel imperceptibles, termino mi modelito especial con unos peep toes negros con un poco de plataforma y abiertos por delante. "¡Sarita! Tu abuelo y tu tía ya están aquí!" grita mi madre desde el salón. Pero esta vez les haré esperar, no quiero estar sentada como una idiota viendo como van llegando uno a uno. Esta vez no será como la última y, por supuesto, no pienso permitir que Silvia me amargue la fiesta, y mucho menos a Lucas! Mi padre da voces en el salón al saludar a Mariano y su mujer, otros que tampoco se soportan demasiado. O, al menos, la tontita de ella, porque el pobre Mariano es un santo barón incapaz de romper un plato.
Sólo queda Lucas... bueno, y yo. Me miro por última vez en el espejo y tras cerciorarme de que estoy perfecta abro la puerta y me dirijo al salón. Las voces se hacen cada vez más fuertes en cada paso que doy con mis altísimos tacones. Suena el timbre justo al pasar por delante de la puerta. El corazón me late a mil por hora y oigo a mi madre que vuelve a llamarme para que abra la puerta. No puedo contestarla, los nervios han paralizado mis cuerdas vocales mientras pongo mi mano en el picaporte de la puerta de entrada. Respiro hondo, la empujo hacia mí y es entonces, al verle, cuando me doy cuenta de todo.... "Estoy enamorada de mi ángel de la guarda"
8 comentarios:
Mylo precioso , me a encantado . Lo continuaras ?espero k si . Un besazo !!
susi
Dios, precioso, me encanta! ¿Escribirás más? Espero que sí!!!
Me encanta como escribes... espero que la continues besitos
Tienes ke hacer continuacion : )
eres una crack...bufff
el mejor fan fic que he leído nunca...
Gracias, gracias, gracias!! Es un honor viniendo de todas vosotras!
joder :')
que precioso!!!
por favor dime que lo vas a continuar..por dios mañna sin fakta quiero ver otro trocito..es perfecto:)
y lo has dejado justo en lo mas interesante..¬¬
jaja
un besazO y sigue asi!
joder :')
que precioso!!!
por favor dime que lo vas a continuar..por dios mañna sin fakta quiero ver otro trocito..es perfecto:)
y lo has dejado justo en lo mas interesante..¬¬
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un besazO y sigue asi!
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