Un lugar en el mundo

Yo sólo iría al aeropuerto para coger un avión y llegar a una playa perdida... y comernos a besos... hasta que me olvide de qué día es y me vuelva loca de tanto quererte..." (Sara, LHDP)

Sé que no es la primera vez que pongo esta frase en el foro. Tampoco será la última lo prometo. Es una de mis frases preferidas. A mí no me valen los"sin tí esto sería sólo un párking" o las caras de niñato atontao. No soporto a Aitor. Rectifico. No soporto que a Sara le guste Aitor. Y lo entiendo, sí, como leéis. Entiendo que ella quiera olvidarse de Lucas por todos los medios. Las mujeres somos así. Al menos yo. Cuando queremos a alguien y nos enamoramos de verdad nuestro cuerpo, alma y mente se dedica a la persona amada. Somos felices y afortunadas. Pero cuando algo falla o por alguna razón dígase Escobares, Uriartes, Pacos y tonterías, la historia toca a su fin, nos quedamos destrozadas porque nos damos cuenta de que aunque la relación se ha acabado somos conscientes de que no así los sentimientos. Sobre todo cuando esa persona duerme pared con pared, desayuna en tu casa y está a diario en el bar de tu madre. No hay nada que duela más. Bueno sí, verlo con otra. El corazón sigue palpitando y con él el amor. Esa sensación en la boca del estómago cuando te encuentras con él, la fuerza del cruce de miradas, la intensidad del odio cuando lo ves hablando con ella. Querrías morir, querrías que te tragara la tierra y nunca más ver la luz del sol. Querrías llorar con todas tus fuerzas y no sonreír jamás.
Pero lo haces. Y aunque el corazón sigue palpitando su nombre, sigues tu vida. Entonces aparece alguien, es guapo y simpático. Y te hace reír como no hacías hace tiempo.Y te ayuda a desviar la vista cuando ves a tu niño con otra. Gracias a él te olvidas de que quieres a otro. Pero aún le quieres. Lo sabes pero lo evitas. Si Lucas viene a la mente, en seguida piensas en Aitor. Es fácil. Es un engaño eficaz, y también fácil. Te hace ser más fuerte y creerte más fuerte. Porque piensas que puedes controlar tus sentimientos. Te sube la autoestima, el ego y las ganas de comerte el mundo. Y cuando ves a la persona amada no puedes evitar flaquear y odiar. Porque también lo odias, y te enfrentas a él, y quieres que él te odie a tí fingiendo preocupaciones. Y cuando estás con el otro te sientes tan bien por haber hecho rabiar a quien amas que no puedes evitar sentirte eufórica. Libre. "Paga por todo lo que me has hecho pasar". Y odias. Pero a la vez quieres sustituirle con quien tienes delante. Quieres borrarlo de tu mente y de tu boca. E intentas besarle... Puede que te corresponda, puede que no. Pero la verdad no te la da ese beso ni los que vendrán después. Sólo tu corazón sabe lo que sientes cuando ves a tu amado sufrir, cuando sientes que flaquean sus fuerzas en la carrera. Y el otro lo sabe. Lo ve en tu mirada.