Buscando respuestas

Definitivamente, soy masoquista. He tenido turno de noche y he llegado a casa sobre las 3 de la madrugada. En vez de meterme en la cama para madrugar un poco y tomar el sol para ir con buena cara al bodorrio del sábado, he encendido mi portátil y he estrenado mis dvds de la segunda temporada de Los Hombres de Paco. Sí, sé que he tardado en adquirirlos pero la Fnac no los tenía y los tuve que pedir. Además, ya tiraba con los que me bajé del emule hace meses y los vídeos que cuelgan en la web de Hugo Silva así que tampoco eran estrictamente necesarios. Lo que os decía, que antes de irme del curro he visto de nuevo el video que ha hecho Nur y, no me preguntéis por qué, se me han saltado las lágrimas. Está tan bien hecho y la música concuerda tan bien con las imágenes que aich, no sé, se me ha removido algo por dentro como hacía semanas que no me pasaba... Por eso, nada más llegar a casa he visto el que para mí es el mejor capítulo de la historia de la serie "De la Fosa al Pilón". ¿Cuál es? Os preguntaréis algunas. Pues aquel que da nombre a mi blog y por el que muchos, como yo, siguen tan fervorosamente esta serie. "Va a caer un chaparrón que lo va a arrasar todo". Sí, el momentazo lluvia, sí, el momentazo Cachis, sí, el momentazo Lucas le dice a Lola que quiere a Sara, etc, etc, etc. Un pedazo de capítulo para los lucassareros.

Ahora son casi las cinco de la mañana y mi mente no para de dar vueltas. Intento entender por qué demoran tanto esas gotitas que tanto ansiamos sentir, por qué nos hacen sufrir tanto... La Calcomanía nos devolvió la vida y Poli duro, poli blando no la sajó en 120 minutos. Qué dolor. Entonces recuerdo a Sara en el capítulo que acabo de ver. Es una niña, una adolescente enamorada que respira sólo por ver a Lucas todas las mañanas. Es la niña de papá y de mamá que aún tiene muchas cosas que aprender. Fue en esos días cuando enamoró a Lucas pero, sabéis? han sido estos meses de dolor que han padecido los que REALMENTE están fraguando el amor de la pareja. Sara ya no es una niña. Nada de eso. Esos meses de chaparrones fueron la sal de nuestra vida pero también, en el fondo de todos nosotros, sabíamos que no podía funcionar, que ella era demasiado joven, demasiado niña... y él, un loco que no tenía claro si le gustaban las morenas, las pelirrojas o las azafatas de vuelo. Un pichabrava, vamos. Hoy, Sara ha madurado. Pero también Lucas. ¿Recordáis cuando os decía que un amor puede llegar a contaminarse? Tenía toda la razón pero ahora entiendo el por qué de todo. Ruth, torres, asesinatos, Asuntos Internos, Tomás, Escobar, Paco, Aitor... Todos ellos son obstáculos que han hecho crecer a estos dos niños enamorados que no pensaron en las consecuencias de lo que traía su amor. Dos inconscientes que se dejaron llevar por ese torrente de lluvia, por ese aguacero, así como todos nosotros, hasta que se dieron cuenta de que no existen los cuentos de hadas y que todo es más duro cuando se mira de cara. A los ojos. A día de hoy, ambos miran al frente, las cartas están vueltas encima de la mesa. Todo es transparente. TODO.

Está la mentira de Carlota, sí, pero nada más y eso acabará pronto cuando Sara se entere que Lucas está secuestrado. Entonces todas las barreras se caerán y ella no podrá negar que sigue loca por él a pesar de todos y de todo. Él, por su parte, verá en ella el perdón y la comprensión. Será en ese momento cuando tengan que estar juntos. Para siempre. Antes hubiera sido un error. Ya os lo dije en su día: El dolor es el alimento esencial del amor; cualquier amor que no se haya nutrido de un poco de dolor puro, muere. No hay más.

Tranquilos. Pasará este temporal que hemos ansiado tanto y será entonces, con lluvia o sin ella, con sequía o con huracanes, que Lucas y Sara estarán juntos.
Ya no hará falta que miremos al cielo.

La lluvia (Borges)

Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto
patio que ya no existe.